jueves, 28 de mayo de 2009

La caja de las oportunidades



Era Abril, caminaba distraída inmersa en mis pensamientos tarareando una canción, seguramente de amor, como suelo hacerlo. Era de noche, puede que fuera viernes, la gente parecía más libre y distendida, como suele estarlo cuando asoma el fin de semana, es por eso que lo supongo.
Caminaba pensando en todo y en nada a la vez, cuando frente a mí, como iluminada, sonreía formada de una noble madera una caja y en ella un cartel avisaba “caja de las oportunidades”.
Me sentí curiosa ante semejante hallazgo, aunque mi desconfianza me freno un instante advirtiéndome de los peligros que podría acarrear intentar descubrir que había dentro, sosteniendo que mejor era seguir mi camino como venía siendo, que muchas veces las oportunidades solo lastimaban el corazón, más de lo que ya se encontraba averiado.
Pese a mis miedos, mi curiosidad y asombro ante tal hallazgo no se dejaron convencer y finalmente decidí abrirla.Dentro bailaban mezclados cientos de papeles, todos escritos en diferentes colores. Unos decían cosas como amor, amistad, emoción, crecimiento, aprendizaje, evolución, luz y otros, dolor, tristeza, incertidumbre y decepción.
Seguí buscando cada vez más adentro, hasta que finalmente encontré un sobre y en el la palabra “explicación” iluminaba el blanco papel. Sin dudarlo un instante, lo abrí y una carta en su interior pedía a gritos ser leída. Era breve pero segura, y contaba que toda ocasión, desde la más linda y alegre a la más triste y oscura, eran siempre una oportunidad para aprender, para crecer, para estar un poco más cerca de nuestra verdadera naturaleza que solo espera por ser descubierta y aceptada.
Sonreí, cerré el sobre, la caja y desee que muchos otros en su camino tuvieran el coraje de parar, ver que había dentro y poder así entender, como yo pude hacerlo, que todo lo que nos sucede es siempre una oportunidad, solo hay que permitirse el hecho de vivirlo.

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