viernes, 31 de julio de 2009

Vértigo



La proximidad puede producir vértigo.
Algo nos llama, nos atrae, se ve mágico y brillante y por un rato nuestro corazón late contento.
Pero empezamos a sentir miedos y más de ellos cuanto más cerca y en eso logramos estar.
Más próximos, más preguntas y con ellas nuestra piel parece empezar a desprenderse de a poco y comenzamos a sentirnos cada vez más expuestos.
Más próximos, más vértigo, terror de caernos, de no levantarnos ya jamás de nuevo, miedos irreales y terrenos.
Miedo, miedo, miedo y más de ellos.
Y creemos que al crear un caparazón nos protegemos, dejando a veces ir, lejos de nuestros sueños a otro corazón aparentemente dispuesto.
Y si la proximidad da tanto miedo, si provoca vértigo, porque en vez de escapar asustados, esta vez no lo intentamos y descubrimos al fin que pasaría si confiados a pesar de un posible golpe o a cambio de mil cosas buenas, cambiamos de impulso y abrimos los brazos, cerramos los ojos, por un momento confiamos y sin pensarlo, nos dejamos caer de una buena vez.
En última instancia algo saldrá del dolor que pueda provocar el golpe, pero nosotros ya no seremos los mismos.
Todo es aprendizaje y si saliera mal, a seguir andando.

Un mismo momento desde ojos distintos


“Me acuerdo bien… mis escasas ganas de salir ese día… y mi amiga que insistía e insistía.
Mis razones fueron débiles ante esto y ella junto con la vida, parecieron convencerme y así fue que termine yendo a su encuentro y entre risas y más risas la noche fue transcurriendo.
De pronto me vi sola dando vueltas, alejada de nuestra mesa un rato, en busca no se de quien, siempre buscando… y volví un poco enojada, nada parecía salir del todo bien nunca, pero a pesar de eso mi humor siempre acudiendo en mi rescate, me hizo decir el más insólito de los comentarios, que podría haber sonado hasta patético, pero parece que la sonrisa y cierta ingenuidad cambia el color y el tono de las verdades que suelen resultar más feas que otra cosa, las que en general ni siquiera son ciertas pero tanto las creemos, que llegan a sonar reales.
De pronto me percate que ya no éramos solo dos en esa mesa, habían llegados un amigo y otro más. Al ver su mirada receptiva y esa sonrisa amigable, me sentí feliz de tenerlo cerca, frente a mi como dándome la bienvenida a su vida. Así me percibí bien recibida, llena de luz y alegría.
Mi corazón no querría ya seguir buscando en otro lado. Mi búsqueda del tesoro, ese juego en que participaba desde siempre, parecía haberme dado ahora, una pista mejor, un regalo sorpresa, un ser de cara extraña, ojos soñadores y ensimismados que ahora atentos parecían observarme.”

“La vi. sentarse mientras hablaba y hablaba, quejándose de su aparente mala suerte, creo recordar refiriéndose al amor, pero nada de eso era dicho con oscuridad, era una queja iluminada, hasta cómica resultaba en su torpeza, alegre, fresca como el rocío e inocente como una mariposa.
Me lleno de sonrisas la mirada, desde el primer momento fijo la suya en la mía y el dialogo fue fácil, como un río que sabe bien hacia donde queda su mar.Me sentí cómodo y conmovido con tan poco.
La sentí contenta y entusiasmada de tenerme de espectador de su sonrisa, aunque también note, venía acompañada de un gran miedo.
Me divertía y eso que no me divierto fácil, la gente suele resultarme aburrida, pero ella me hizo reír y sonreír incontables veces ese día, una especie de hipnosis acudió a mis ojos y mi cara se convirtió en eterna sonrisa.”

“Lo que tuve que insistirle para salir ese día, ella repetía lo cansada que estaba, la falta de ganas y demás cosas que se dicen en esos casos, pero yo, enérgica como siempre no pare de llamarla y explicarle que la estaba esperando y finalmente supe que lo logre cuando por la puerta de ese bar, la vi entrar colorida como siempre. Que linda estaba mi amiguita y lo que más rabia me da a veces es que no se reconozca del todo en nada, me gustaría que se quisiera más, que se valorara. Me puse contenta de saberla ahí conmigo. De pronto mientras se fue a dar vueltas por ahí, en busca de no recuerdo quien, a nuestra mesa llegaron unos amigos.
Cuando al fin volvió, mientras hablaba sin parar como siempre, quejándose aunque con sonrisas bien no se de que, algo sobre los hombres y su suerte eso seguro, a pesar de su aparente enojo, como dije… sonreía.
Me di cuenta rápidamente, no pararon de mirarse de manera fija y sostenida desde el primer instante en que se tuvieron de frente, como tampoco dejo ella de repetirme perpleja lo tanto que le iba gustando ese ser que confieso, a mi también me gustaba cada vez más para ella y si, la quiero y deseo su felicidad, la entiendo tanto a veces, su búsqueda, tanto amor para dar aguardando en si misma, y ese ser tan próximo sentado de pronto ante mis ojos, fue luminoso receptor de dicho sentimiento latente.
Ni ellos se imaginaban la manera en que se miraban, yo se, hoy después de tanto vivido y perdido también, que entre ellos desde el comienzo una especie de amor existió.
Seré terca, y si que lo soy, pero a mi nadie me lo contó, no estoy hablando de una de esas películas que te hacen llorar… hablo de la vida, lo tangible, de dos seres que aunque por corto tiempo pudieron encontrarse, de una noche iluminada por disparos de miradas que cómplices compartieron tan mágica coincidencia.
Ahora solo eso hay, un fin y una chica con lágrimas en los ojos, pero en mi caso y espero, también en el suyo, creo que la magia siempre vuelve, seguro donde menos la busque, posiblemente otros ojos la encarnen, algo me dice y me convence que si no fue antes, solo se trata de un no por ahora, un no todavía.”

Cielo


Como se convence al cielo de que no es azul sino transparente.
Como se le explica que la luna por si sola no resplandece y necesita la eterna y sutil compañía del sol para poder mostrarse.
Como se le cuenta que los aviones que lo atraviesan no tienen alma a pesar de sus alas y los pájaros que lo navegan nunca dejan de buscar su lugar en este universo que resulta tan complejo como hermoso.
Como hacerle entender que los ángeles desde ahí cuidadosos nos observan y en su blanca danza, felices festejan la vida.
Como se lo convence de que las estrellas mantienen su luz casi eternas aunque siglos haga de su muerte.
Como se le explica que las nubes al probarlas saben a dulce algodón de azúcar.
Como se le miente si unos ojos llenos de lágrimas al mirarlo aclaman respuestas a tanto dolor y quien puede describirle la felicidad de una sonrisa que hacia arriba eleva una mirada agradecida.
Como se convence a este cielo de que a pesar de ser transparente todos los colores lo habitan y lo convierten en la más perfecta de las obras logradas.

miércoles, 29 de julio de 2009

Ansiedad


Cientos de cosas comí y sigo teniendo hambre….
Creo, según dijo mi vecina, se trata de ansiedad… otra que escuchaba haciéndose la distraída opino que era angustia y un pajarito al que no se todavía como, pero logre interpretar opino que era señal de mi imposibilidad de aceptar las cosas como son y continuar.
Dolió muy hondo la opinión del alado, molesto por cierta y conocida. Se sintió en el corazón y más abajo, ahí donde una piedra parece estar habitando este estado de extrañarte.
Como somos los caprichosos humanos, que aun sabiendo que a veces es mejor perder algo, que al irse, a cambio de desilusión nos trae libertad y quita miedos que no son nuestros, sino ajenos, y aun sabiendo que a veces los finales son nuevos comienzos, nos aferramos a esa ilusión, creyendo que porque nuestro caprichoso corazón y empeñado cerebro así lo cree, lo que decidimos es para nosotros, indefectiblemente lo es y al parecer, nada puede superar esa certeza.
Como son nuestros ojos que se cierran ante demás posibilidades, quitándonos capacidad de elegir pudiendo entender que es lo que necesitamos, más que lo que queremos, que en general no es lo que mejor nos hace.
Igualmente todo es aprendizaje, todo nos acerca a ser mejores y encontrarnos un poco más al cerrar los ojos y vernos por dentro y porque no, también al mirarnos en el espejo, conocernos más sinceros, al ver una sonrisa triste tal vez, pero también, más distendida. Saber que haberlo intentado no es algo menor.
"Entonces adelante, que el camino solo puede hacerse andando", dijo el alado sacándome de mi ensimismamiento. Y agrego, el próximo paso, aunque cueste, habrá que darlo. Uno y otro, uno tras otro y así, mientras cantamos. Cantar mientras caminamos sana el alma. Comerse un chocolate también. Sonreír y agradecer por haber vivido lo que tuvo que irse.
En definitiva, no es el mayor de los milagros haber sido parte, lo que haya durado, de algo que por un momento nos hizo sentir mágicos?

La vida


Me dijiste “hola” mientras alegre movías las manos, al menos eso parecía al verte sonreír.
Ahí fue que al abrir los ojos entendí que eras parte de un sueño, solo eso, un proceso de mi nocturna imaginación.
Saberte irreal, perteneciente al mundo del “quien sabe que hubiera sido” me lleno de tristeza y con ella a cuestas salí a caminar.
Un pie y el otro se acompañaron en el andar y no abandonaron ni uno de mis intentos por seguir adelante.
Mis ojos quisieron convencerme de la belleza de las cosas simples que abunda hasta, en apariencia, en el más insulso de los paisajes y mi boca comenzó a entonar una canción que mi mente no conocía y mi corazón parecía recordar.
Todo habitante en mi se unió para no dejarme caer ante mi dolor.
El mensaje que traían era el de no seguir sujeto a la existencia de algo más allá de la vida por si misma.Y la vida estaba ahí, en y frente a mi, generosa, firme sosteniéndome y si así era, sus motivos tendría y eso era todo cuanto había que recordar.
Mi mano entonces tomo su mano imaginaria y entregada se dejo sostener.
Una voz muy amorosa de pronto me dijo “confías en mi?” y mi impulso disparo un “si” lleno de asombrosa luz y esa voz me respondió “entonces respira y seguí andando, lucha por lo que soñas, permitite ser, sonreí cada mañana y cada vez que puedas, es remedio del alma. Canta al caminar y siempre que tu voz así lo quiera. Yo haré lo demás. Solo respira”.

domingo, 26 de julio de 2009

Continuar


Terminan los días, cambian las estaciones, el verde de las hojas acaba en amarillo y todo vuelve a iluminarse recobrando la fuerza que parece perderse cuando de pronto y sin aviso nace el frío.
Un motivo late escondido en todo acontecer y no siempre se muestra accesible a nuestros sentidos que buscan impacientes las respuestas esperadas.
El apego juega malas pasadas y sentimos retroceder en este constante aprendizaje, creyéndonos inútiles en el juego de mil vidas que se resumen en una sola y nos hace percibir tan difícil esta competencia, donde no hay más contrincantes que nuestra propia sombra, que provoca en el espejo una imagen desconocida.
Pero un día, al abrir los ojos, encontramos sorpresivos que en la ventana un sol seguro de si mismo siguió saliendo cada mañana, aunque hubiéramos jurado haber vivido siglos en un sin fin de cielos pintados de intenso gris.
Y reimos una vez más.
La magia ya no depende de acontencimientos externos desde ese minuto.
Ya no.

martes, 21 de julio de 2009

Repetición


La comodidad de lo conocido, aunque nos aleje de la felicidad, la repetición una y otra vez de lo que nos permite "saber quienes somos", una mentira que nos aleja haciéndonos creer que estamos a salvo, sentirnos cómodos en el familiar lugar de nuestra poderosa soledad que actúa como espada defendiéndonos de todos los peligros.
Un amigo muy triste me dijo "vivimos en una ceguera que no tiene perdón" y me parece una genial definición de nuestro andar por esta vida.

lunes, 20 de julio de 2009

Coincidencias


Fotos instantáneas de un viaje sin pasajes.Te encontré sonriendo, soñabas despierto.
Creyendo en los milagros devolví sonrisas, miles de ellas volaron hacia tus ojos, rebeldes de mis defensas.
Mi luz se emano ansiosa, impaciente de amar, aun sin conocer de donde venías, como te hacías llamar, cual era tu destino, preguntas que no me anime a formular.
Al ver el cartel que anunciaba mi llegada, no pude más que bajar, abandonando ese tren y a ese ser que sabía, por siempre amaría.

Sincronía


Sincronía.
No son nuestros pasos quienes van “hacia”, es el lugar que los espera quien los guía.
En el reloj las agujas giran impacientes aguardando la hora exacta en que nacen los encuentros.
El tiempo pasa lento para los que esperan, dicen por ahí y los pasos comienzan a buscar ansiosos ante el desengaño de haber ya equivocado el rumbo, un lugar al que pertenecer.
El sol que desde arriba observa desencuentros de humanos que se esquivan, inmersos de miedo que por cobardía les impide fluir en cosas buenas, insiste en disparar mas rayos que de costumbre, con intención de aclarar ideas, abrir corazones e iluminar miradas que apagadas aguardaban por milagros.

De memoria



Se reconocieron de memoria a memoria. Los años de no saberse cerca no impidieron un reencuentro que en algún lugar esperaba insomne.
No hicieron falta las palabras, ya no buscaban el porque de un pasado que cobarde permitió que huyeran de lo amado.
No pidieron explicaciones mutuas, solo les importaba ese instante, el presente que la vida les estaba regalando, el tenerse otra vez en el centro de sus pupilas que palpitaban impacientes de verse enteros nuevamente y en sus manos que entrelazadas se encontraron se podía advertir otra historia por venir.
Ya no podían escapar, a un amor que desde siempre, esperando ilusionado, les pertenecía.