jueves, 28 de mayo de 2009

Permiso



Cuando dejamos ir a lo que veníamos siendo, eso que nos mantuvo tan condicionados, es cuando lo que creíamos imposible finalmente sucede.
Un día nos despertamos y el sol parece iluminar mucho más fuerte a través de nuestra ventana, la sonrisa existe independiente de realidades que nos determinen y los pasos caminan solos hacia destinos nunca imaginados.
El milagro de estar vivos se expresa en la más alta voz, provocando un eco que contagia de alegría a nuestro entorno y sentimos que desde todos los rincones aparecen retos nuevos y sorpresas llenas de asombro.
Cuando soltamos al que veníamos siendo, permitimos al que se hallaba escondido por orden nada más que nuestra, que se exprese libremente y pueda ser.
Cuando actuamos de esa manera todos los poros de la tierra que nos sostiene, se abren, entregándonos su magia y secretos y nos convence de que todo cuanto necesitamos se encuentra a nuestro alcance, cuando así lo deseemos.
Cuando le damos la oportunidad a nuestra parte, que por miedo a no ser bienvenida se hallaba escondida, nuestra luz propia brilla más fuerte e ilumina ahí donde la oscuridad parecía eterna habitante.
Cuando nos damos ese permiso y aprendemos a fluir con el ritmo natural de lo invisible, es cuando más cerca estamos de la tan preciada y misteriosa felicidad.

La caja de las oportunidades



Era Abril, caminaba distraída inmersa en mis pensamientos tarareando una canción, seguramente de amor, como suelo hacerlo. Era de noche, puede que fuera viernes, la gente parecía más libre y distendida, como suele estarlo cuando asoma el fin de semana, es por eso que lo supongo.
Caminaba pensando en todo y en nada a la vez, cuando frente a mí, como iluminada, sonreía formada de una noble madera una caja y en ella un cartel avisaba “caja de las oportunidades”.
Me sentí curiosa ante semejante hallazgo, aunque mi desconfianza me freno un instante advirtiéndome de los peligros que podría acarrear intentar descubrir que había dentro, sosteniendo que mejor era seguir mi camino como venía siendo, que muchas veces las oportunidades solo lastimaban el corazón, más de lo que ya se encontraba averiado.
Pese a mis miedos, mi curiosidad y asombro ante tal hallazgo no se dejaron convencer y finalmente decidí abrirla.Dentro bailaban mezclados cientos de papeles, todos escritos en diferentes colores. Unos decían cosas como amor, amistad, emoción, crecimiento, aprendizaje, evolución, luz y otros, dolor, tristeza, incertidumbre y decepción.
Seguí buscando cada vez más adentro, hasta que finalmente encontré un sobre y en el la palabra “explicación” iluminaba el blanco papel. Sin dudarlo un instante, lo abrí y una carta en su interior pedía a gritos ser leída. Era breve pero segura, y contaba que toda ocasión, desde la más linda y alegre a la más triste y oscura, eran siempre una oportunidad para aprender, para crecer, para estar un poco más cerca de nuestra verdadera naturaleza que solo espera por ser descubierta y aceptada.
Sonreí, cerré el sobre, la caja y desee que muchos otros en su camino tuvieran el coraje de parar, ver que había dentro y poder así entender, como yo pude hacerlo, que todo lo que nos sucede es siempre una oportunidad, solo hay que permitirse el hecho de vivirlo.

martes, 26 de mayo de 2009

Descubrimiento


Los veo bajo una luna nueva iluminando tanta música.
Los veo rodeados de mar, salados de emoción.
Los veo sonrientes de amor, en compañía de las estrellas.
Los veo saludando a los pájaros que curiosos acuden a averiguar el motivo de tanta luz.
Los oigo entonando canciones que prometen eternidad.
Los oigo reír ansiosos, reír en paz.
Los oigo, hablan y hablan, aunque no entiendo una palabra, son tantas todas juntas, fluyen enamoradas.
Los oigo gritar alegres y tranquilos.
Los huelo amados.
Los huelo niños.
Los huelo simples y juntos.
Descubro que es lunes o martes o viernes.
Descubro que es de noche y es verano, el calor me convence.
Descubro que no es sueño, compruebo que es cierto.
Los veo.
Los oigo.
Los huelo.
Los descubro y es ahí cuando al fin comprendo, somos nosotros en el espejo.

Llegada


Lejos de ser triste por su intenso gris en el cielo, este día es justamente lo opuesto.
Algo bueno se anuncia , puedo oír las campanas, un amor que demora, concreta pronto su llegada.
De sonrisas viene lleno, se esperanzas del mañana , trae noticias del futuro lleno de fotos adelantadas, donde todos al mismo tiempo, sonreímos contando hazañas.
Viene lleno de flores que duran más que una primavera, llega para quedarse y sin dudarlo le abro la puerta.
Mis ojos espían ansiosos, quieren ver esa imagen llegando y mis oídos piden a gritos, que mil historias se quede contando.

La mejor de mis versiones


Los días en que me percibo así, siento que podría volar y hasta logro olvidarme del tan insistente vértigo que suele convencerme del peligro de entregarse al aire.
Cuando me descubro de esta manera, no hay lugar en mi cara para más sonrisas, no caben tantas.
Estos días, los detalles se engrandecen, siendo mis ojos expertos descubridores de milagros y mis oídos reconocen cada sonido volviendo a lo cotidiano la mejor de las canciones.
Cuando me percibo así, mis pasos son guiados por los pies mas firmes y seguros y mis manos vuelan libres y expresivas.
Días como este, el espejo devuelve la mejor de mis versiones, luminosa y pacífica bailo frente a mi reflejo, sin pensar en el futuro.
Cuando me siento así, recuerdo lo importante y sigo sonriendo.

jueves, 21 de mayo de 2009

Pertenecer


Esta tierra es mía, gritaba enojado.
Yo lo veía de lejos, sin el valor de acercarme, lo sentía herido, furioso en su dolor.
Como supe el mensaje que su rugido expresaba, no lo se, solo se que cada lágrima que vi correr por sus mejillas de miel, me fue hablando de su agonía.
Note que se defendía, aquel león, sin darse cuenta, estaba atacando a un río y en el, a su propio reflejo, viendo al parecer a alguien fuerte, amenazante, sin entender que era el mismo a quien tenía adelante.
Desde afuera la impotencia me envolvía, no tenía más que ansias de correr a su rescate, y contarle que nadie quería lastimarlo, que a quien veía reflejado en aquel agua cristalina, era simplemente a su propia imagen.
Mi deseo era contarle que esa tierra era suya y le pertenecía, pero no pude, el susto lo apresaba y lo volvía furiosamente a la defensiva.
Tanto dolor me dio esa visión, que ya nunca pude olvidarlo.
Años mas tarde, mientras lo recuerdo, me pregunto cuantas veces lo mismo nos pasa, cuando ante nuestra propia imagen nos sentimos desconocidos, extraños, temerosos de ser atacados y expulsados del lugar al que sentimos pertenecer, sin tener en cuenta que los lugares mutan cuando nos movemos y que hay una sola constante, estemos donde estemos, y esa es nuestro corazón, que es el único lugar donde debemos hallarnos en comodidad.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Hallazgo


Sintió que un corazón la esperaba, así se expreso una idea en su mente y sola en esa montaña rodeada de piedras milenarias, al mirar distraídamente de pronto hacia abajo, una de las tantas que vestía aquel mágico suelo, con esa forma brillaba sobresaliendo entre las demás.
Sin dudar la tomo entre sus manos inquietas y rio sola al sentir su alocada voz que desde su interior la acusaba de ser una pequeña bruja.
Ese hallazgo algo venía a contar, de eso estaba segura, pero que sería? como descifrar el mensaje oculto en algo tan inmenso como lo era el lenguaje de la naturaleza y sus señales?
Pudo sentir el latido miedoso de su propio corazón y empezó a entender, esa piedra solo lo representaba.
Venia a contarle sobre la dureza en que había logrado convertirlo por meros intentos de protegerlo y agregó que esa era la peor manera de intentarlo, porque cuanto más rígido algo, mas fácil quebrarlo.
Le explicó en su invisible mensaje que las únicas cosas que sobreviven a los grandes desastres, son las que logran asimilar la vida desde su flexibilidad, sin intentar oponerse a su ritmo natural.
Era conciente de hacer lo contrario, pero su capacidad para percibir algo tan enorme pero tan sutil como la naturaleza y su idioma la renovó de esperanzas.
Sería posiblemente una difícil tarea la de lograr abrir su corazón en lugar de apresarlo por temor a perderlo, pero una y otra vez lo volvería a intentar.

lunes, 18 de mayo de 2009

La oportunidad


Abrir el corazón a la posibilidad de eso se trata, clamaba a todo volumen una canción, mientras bailando al compás de su música se veía en el espejo reflejada, ese mismo en que se vio una noche disfrazada de preguntas, porque aunque suene raro, de eso se había vestido aquella vez.
El traje era simple, todo blanco, una especie de tela que cubría su pequeño cuerpo con miles de signos cuestionadores empapándola de acertijos, de los cuales, se sentía uno más al ver su misteriosa imagen.
Eso había sucedido ya hacía largo tiempo y quien era ahora la que recordaba?, se preguntó en cada parpadeo.
Todo ese ir y venir de preguntas y respuestas, no le era del todo abrumador, ya que en algún sentido le encantaba improvisar, paseando en la ambivalencia de sus extremos, el que necesitaba tener todo planeado y el que solo sabía andar sorpresivamente sobre sus pasos. Por eso al mirarse se sentía raramente feliz a pesar de no reconocerse del todo en esa imagen, eso en definitiva, la obligaba a seguir buscando.
Fue así que decidió abandonar la seguridad que su miedo le proveía y salir en busca de nuevos desafíos, que la invitaban a tomar lo que la vida quisiera darle y convertir su curiosidad innata en actitud de dejarse descubrir por lo que intentara revelarse en secreto.
Sonó el timbre, no lo estaba imaginando, era cierto, sonaba y volvía a sonar.
Pensó que esta vez, no podía dejarlo pasar, calzo sus pies desnudos y abrió la puerta.
La oportunidad la esperaba.

domingo, 17 de mayo de 2009

Imágenes en la retina




Cara de viento en la cara, repetía gritando, mientras me reía ilusionada con que tus ojos pudieran tomar fotos imaginarias de un momento que sería eterno en ambas memorias.
Nunca olvidaríamos ese día.
Fue así que nos conocimos, solos en un viaje espontáneo, al cual ninguno había llevado cámara, por que ambos sosteníamos coincidiendo en nuestras creencias, que era mejor estar obligados a guardar las imágenes en la retina, que esa era la única manera de hacer eterna la aventura y así, al parecer lo fue, desde que por esas cosas del destino nos cruzamos.
Distraída como siempre, no miré adelante, vos caminabas de costado y debo decir, no fue un cruce sino un choque, algo se descolocó por dentro o así fue que sentí el encuentro, no fue gradual ni disimulado, más bien sorpresivo, poco esperado, pero las cosas más allá de los planes, ocurren y ahí estábamos, frente a frente peleando, porque te grité cuando sentí el golpe, y aunque enojada, así y todo, supe en ese instante que ya te amaba, que lo venía haciendo desde que abrí los ojos a este misterioso mundo, que siempre había estado buscándote, aunque otras cosas vivía al parecer, de alguna manera, todo me estaba llevando a vos. Supe en ese instante, que ya no querría irme de ahí, donde estuvieras, juntos quería permanecer, inmóvil o en pleno movimiento, pero con pasos acompasados aprendiendo a sincronizarlos, para no permitir nunca al caprichoso destino que osara en separarnos, sabía de ser así, no podría soportarlo.
Pero como en todo horizonte, la línea negra que anuncia tormenta fue creciendo y un día la amenaza se volvió certeza y en pocas palabras dijiste que ya no era igual, ya no sentías eso que te había hecho amarme tan pronto, que de esa manera no podías seguir y tu camino se volvió así, opuesto al mío, te vi mientras te alejabas y no supe siquiera llorar ni evitar el escape, no tuve armas para hacerte ver que solo era tu miedo a vivir, a crecer, lo que te alejaba de mi, y a pesar de todo lo que indicaba lo contrario sabía que no podía ser real dicha crueldad.
Y así pasaron los días repitiendo en mi mente las palabras, las más lindas que había escuchado, cuando me dijiste perdón en aquel choque ese milagroso día y las más tristes de todas, cuando cerrando la puerta tu adiós fue más doloroso y frío que el ruido de la húmeda madera, que parecía no querer cerrarse solo para darme alguna esperanza de que volverías.
Los momentos, todos, pasaron repitiendo una y otra vez como diapositivas cada uno de nuestros encuentros, los más felices, lo más terribles.Ya no era yo, ya no reía, no me fue posible volver a hacerlo, casi como un castigo a la suerte, le negué a la vida mi sonrisa, no hasta que volvieras, no hasta que algún dios empecinado, pudiera hacerte entender que era ahí donde yo me encontraba esperándote, era a donde pertenecías.
Y pasaron los minutos, sumida en la peor de las tristezas que suele dar la incertidumbre, esas que te cierran el lugar por donde pasa el aire, ese que nos permite vivir, ese que nos hace finamente mágicos y yo ahí, ahogada, secuestrada por el dolor y el miedo, sabiendo que si no te veía entrar una vez más por esa puerta, que no parecía tener intenciones de volver a abrirse jamás, ya nunca podría ser la misma, ya no volvería a reír, era una mujer de palabra y mi promesa sería cumplida en ese caso, de todas maneras, que podía importar mi sonrisa, si mi corazón ya no latía?
Y pasaron días, meses, que parecieron años, siglos y uno de ellos, sumida en mi ya acostumbrada agonía pude escuchar un sonido que creía olvidado, eran tus llaves que abrían, supe que así era porque nada sonaba ordinario cuando se trataba de vos, todo era nuevo, todo era diferente cada vez y sin embargo, más reconocible que la propia mirada ante el espejo.
Ahí estabas, parado frente a mi, incapaz de decir palabra, solo esa expresión que parecía pedir perdón, explicar que no había podido actuar de otra manera, que habías sido secuestrado por tus miedos que parecieron convencerte de tu incapacidad de amar y te obligaron a escapar, pero que ahora ya no podías seguir así, alejado de mi, de nuestra vida, de dos sonrisas que combinadas lograban la mejor y más luminosa de todas las posibles.
No hubo lugar para el orgullo, el dolor no era más grande que el extrañar, no hubo golpe que pudiera darte de enojo, que superara a las ganas de recibir y dar el más fuerte de los abrazos y las lágrimas hicieron de nuestro beso el más salado de ellos, parecimos el mar, uno que después de la peor de sus tormentas, ya por fin volvía a su orilla, sabiendo que para encontrar, conocer y valorar la paz, había tenido que atravesar la peor de las tempestades y así y todo, había sobrevivido a ella, sabiendo que ya nunca podría volver a abandonar la playa de sus sueños.

lunes, 11 de mayo de 2009

Dulce aprendizaje



Me regaló sus pájaros
y se fué,
en busca de un destino
que la esperaba.

Me regaló esos seres
que aunque sin alma parecen,
por ser simple imitación de la realidad,
mucho dicen colgados
en mi blanca pared.

Los rodean mis demás tesoros,
y me recuerdan cada vez que los miro,
que el amor, cuando es sincero, es eterno,
aunque las distancias nos separen,
y el tiempo amenace con volvernos desconocidos.

Cada día cuando abro los ojos,
y los veo ahí, inmóviles resaltando,
en el paisaje de mi mágico espacio,
pienso en mi amiga y sonrío,
y decido imitarla una vez más,
y como ella, no dejar de buscar ese destino
que me pertenece y es donde,
se que puedo ser feliz.
Está escrito.


sábado, 9 de mayo de 2009

El mundo de la Marina


El mundo de la Marina
es un lugar lleno de espinas,
de peces que nadan distraídos
de rosas que a la puerta trajo el destino.

Hay sonrisas
ante momentos inesperados,
y magia que nace
de lo menos pensado.

También hay lágrimas
de desengaño,
de lo que llega diferente
de como se lo había soñado.

De abrazos esta lleno
un mundo de recuerdos,
de esperanzas de amores
que todavía no fueron.

Ya no se sueña con vueltas
todo nuevo en el camino es,
y el espejo ya no recuerda
la imagen de ayer.

Y es por eso que solo queda
en este mundo para adelante mirar,
y justamente por eso es
que vale la pena respirar.