viernes, 4 de septiembre de 2009

Nuestro peor enemigo




Busque su numero en la guía telefónica, necesitaba encontrarlo y hablar con el. Nada me daba más temor que enfrentar a dicho ser, es lógico era el rey de los temores. Pase hoja por hoja hasta llegar a la inicial de su nombre y ahí estaba, el único llamado así: Miedo, tan simple como eso.
Tome coraje, respire y decidí enfrentarlo, marque el número que indicaba aquel papel y espere varias veces hasta que alguien atendió. Era una voz masculina, ronca, como si lo hubiera despertado de un largo sueño y parecía enojado, molesto con el llamado, cual ermitaño invadido ante la llegada de extraños.
Esa manera de atender me inhibió y cuando luego de un silencio que pareció eterno, estaba a punto de cortar la comunicación, como advirtiéndolo expreso “vamos que no tengo todo el día, que quiere?” y a pesar del nudo que sentí formarse en mi centro, con voz aniñada y cobarde dije “necesito entender” y seguí explicando: “…entender por que usted nos domina tanto y evita a menudo nuestra felicidad; Porque nos paraliza y provoca tantos desencuentros; Porque es el peor de nuestros enemigos y en general nos hace adelantarnos intentando evitar cosas que finalmente no suceden o arruinar las que podrían haber sido coloridas de tan lindas".
Esa voz que ahora inclusive se oía menos amenazante y más cansada me respondió: “yo no los obligo a nada. Yo estoy oculto, vivo solo, no tengo relación con nadie, desde que un día descubrí que mi sola presencia hería y provocaba desastres, me escondí con intención de pasar el resto de mis días, que serán los que dure el mundo ya que soy eterno, oculto sin molestar más a nadie. No soy malo ni me gusta que me consideren así, soy de hecho el más cobarde de todos y si lo supieran estoy seguro que se animarían a enfrentarme más seguido, ya que esa es la única manera de deshacerse de mi. Haciéndome frente ni el más débil de los seres podría perder la batalla si se parara cara a cara conmigo. Soy incapaz de hacer mal si el otro toma las riendas de su vida y no me usa como excusa, eso si que saca toda la furia que albergo de tanta soledad, que me utilicen en su discurso para evitar vivir y ser felices, que no se den cuenta que el tiempo es corto y pasa rápido y que lo que se deja ir en general no vuelve. Yo no elijo que me usen como escudo, son ustedes los humanos, cobardes criaturas que toman mi nombre de rehén en sus palabras. Estoy viejo y cansado y te aseguro que cualquiera podría ganarme si así se lo propusiera. El mundo es de los valientes y yo puedo asegurarte esa verdad ya que todos ellos antes de poder ser llamados así, tuvieron el valor de venir a pesar de hacerlo temblando, como lo estas haciendo ahora, a pedirme explicaciones y convencerme de que no era yo el amo de sus vidas, sino ellos mismos".
Y agregó que fuera por eso que deseaba, que cumpliera con mi misión y así termino nuestra charla.
Ya no temía más al miedo, la única persona a la que tenía que enfrentar y convencer ahora era a mi misma y solo quería vivir, estaba decidida.

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