Gracias por formar poesía en cada piedra del camino y recordarnos que hasta en el más endurecido corazón siempre hay una sirena cantando.
Gracias por la conciencia de ser finitos y la alegría de entenderlo y recibir al presente como el mejor de los obsequios.
Gracias por la música que esta sonando y me cuenta de conexión de tierra y cielo, por sentir que alguien conmigo siempre va y me protege.
Gracias por los pájaros que me enseñan que para poder volar hay que enfrentar el miedo, el vértigo, que se puede caer sufriendo el más duro de los golpes y levantarse y aún perplejo seguir vuelo.
Gracias por la lluvia que limpia y trae de regalo el arco iris, milagro de mil colores, obra del cielo.
Gracias por la vida y sus momentos.
Gracias por el aire y el desvelo, creador e inspirador.
Hasta y aunque todos asombrados, gracias por los miedos, que me instan a conocer en mi al guerrero.
Gracias por el viento que me despeina descontento y me enseña de la comodidad de andar bien suelto.
Gracias por los amores, los de horas, de minutos, los eternos.
Gracias por mi sonrisa y en mil caras como espejos todos sus reflejos.
Gracias por los amigos, todos ellos.
Gracias por saber agradecerlos.
Gracias por enseñarme a dejar ir... aún sintiendo que no puedo y así entonces, poder recibir lo nuevo.
Gracias por hacerme ser quien soy y ayudarme a que me siga descubriendo.
Gracias, muchas gracias Universo.
Gracias por regalarme el poder del reinvento, que me deja seguir siendo y no siendo.
Gracias por regalarme tantos cuentos en que me sumerjo y sueño y por dejarme volver a mi realidad y encontrarme de nuevo.... humana, luminosa, valiente, todo eso, todo lo contrario y siempre presente, mi propio misterio.
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